Javier junto a su niña Alisson
¡Cuatro años de prisión! ¡Así, como si de centavos en moneda nacional se tratara! ¿Cuánto vale un año de vida? ¿Qué valor tiene un mes, un día…y cada minuto que se pierde y se sufre el dolor infinito del presidio político?
Pienso en tu madre, María Magdalena: ¡qué hermoso nombre el de tu madre! Y pienso un tu niña, Alisson: ¡y no puedo evitar pensar en mi propia hija, que se llama como la tuya, y en mi propia madre! ¡Cuánto sufrimiento el de tantas familias cubanas!
¿Cómo hay gente que aún no se indigna? ¿Cuatro años de prisión por manifestarse pacíficamente? Quien no tenga la capacidad de verlo como una grotesca injusticia, ha de llevar hace tiempo colgada a rastras, por sobre dientes de perro, la compasión de su pecho. ¡Y qué miserable en su interior se ha de sentir, esa, la vida, de quien se resigna a vivir como un buey manso!
Mucho te han presionado. Mucho han presionado y amenazado a algunos de tus cercanos. Todo con el objetivo de imponer silencio. También han intentado comprar tu decoro si te volvías un colaborante. Otros se han vendido, y hoy ya están fuera de la cárcel, aunque más prisioneros que tú están. Pero tú, ¡firme!
Me ha dado más gracia que roña, cuando se ha sabido, que te han puesto que "te relacionas con personas de pésima conducta social”. Todos los que te conocemos, sabemos, que eso es una chapucera mentira.
Sabemos qué es lo que más les ha molestado de tu caso; pero es esa precisamente, la mayor prueba de tu inocencia, y de la tremenda injusticia que contra ti se está cometiendo: la de tu video durante la manifestación; y la hemos visto miles y miles de cubanos. Yo envidio tu valentía!
¡Salir a la calle, a gritar LIBERTAD, nunca será un delito para las personas de buena voluntad!
Nunca se olvide:
“La honra puede ser mancillada.
La justicia puede ser vendida.
Todo puede ser desgarrado.
Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.”
